La sociedad contemporánea no avanza si no se piensa como un sistema. W. E. Deming desarrolló este concepto para su aplicación en los modelos de calidad, pero aún no ha sido comprendido en su totalidad y por eso se cometen muchos errores al implementar las normas de gestión de calidad.

En los años 50, Deming aconsejó a los líderes industriales japoneses que vieran a su país como un sistema interdependiente que prosperaría si todos trabajaban juntos y dejaban de competir entre sí.

A principios de los 90 cuando la extinta Unión Soviética intentaba rediseñarse siguiendo los vientos de la perestroika, Deming envió una carta a los soviéticos con el mismo mensaje que a los japoneses. Japón sin recursos naturales ascendió económicamente debido a que la alta dirección aprendió a ver a su país como un sistema. Cada componente contribuye al sistema y se juzga por el tamaño de su contribución y no por su competitividad. Los soviéticos no comprendieron el mensaje, pelearon entre ellos y se desintegraron resultando en un retroceso global para todas las repúblicas.

El Dr. Deming dejó al mundo un legado cuyo entendimiento es aún insuficiente. Sus ideas no solo se aplican en los negocios, sino también a las instituciones sociales y gubernamentales. Los seguidores del Dr. Deming buscaron su nominación al premio Nobel de la paz en lugar de economía ya que su legado va más allá de los negocios.
El concepto de sistema es el fundamento de la filosofía Deming. Las organizaciones donde la gente trabaja están formadas por sistemas. Las comunidades donde la gente habita están formadas por sistemas. Pero si los líderes no comprenden los sistemas las organizaciones y las comunidades se estancan en su desarrollo.

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